sábado, marzo 10, 2007

Azaak Barsiroff. Introducción al final de la historia.

Joven y fresca eternidad, qué has hecho de mí? Me has convertido en una estatua ante la cual pasas una y otra vez, regodéandote sin darme descanso. Acaso te he pedido yo semejante tortura? Ha pasado tanto tiempo desde que corría despreocupadamente por los campos en mi niñez, que ya no recuerdo mucho más que mi nombre. Pero si lo he hecho... Merézcome este castigo! Desventurosa mi osadía al pedir la inmortalidad, pues luego de ver morir generaciones de seres queridos, el malestar en el corazón es tan profundo... Que uno se ve estancado en el Mundo Tortuoso, este horrendo estado mental, libre de los claustros del espacio-tiempo, viviendo sin lograr vivir, sin nada más que hacer que observar y sufrir por las alegrías que podrían ser, cuando uno ya ha olvidado lo que es la risa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El retrato de Dorian Gray.

Tal vez pedir la inmortalidad sin razon alguna mas que escapar de la muerte o la decadencia, venga con un precio demasiado alto.
Si tan solo alguien pensase en pedirla para una mejor razon, sin limite de tiempo una persona podria volverse increiblemente sabio en todo lo que quisiera, no podria una persona en ese estado ayudar a otros en medidas que nadie mas ha podido aun? Con tanto tiempo, hay posibilidades infinitas. Quien sabe...

Por mi parte, creo que perder el tiempo es perder la motivacion, ya que si no me pongo un limite de tiempo nada termino de hacer realmente... La muerte es lo que te recuerda hacer algo en la vida.

[ Chao. ]